En cada etapa de la vida, surgen nuevos desafíos para cuidar nuestra piel. A los 20, buscamos mejorar pequeñas imperfecciones; a los 30, combatir el cansancio; a los 40, frenar el paso del tiempo. Es importante elegir los cuidados adecuados para cada situación.

La piel tiene diferentes necesidades en función de la edad, el estilo de vida y los genes. A ello se suma el paso de los años. En este artículo te contamos las necesidades de la piel en cada etapa vital y te indicamos las rutinas que deberás seguir en cada una de ellas.
De los 15 a los 20 años, limpieza profunda:
La piel presenta con frecuencia impurezas y acné; para ello, la clave del tratamiento es la limpieza en profundidad y proteger siempre la piel de los rayos nocivos del sol, para que esas marcas no perduren en la piel.
Para prevenir la aparición de impurezas hay que utilizar un gel limpiador a diario y una mascarilla purificante una o dos veces por semana.
A los 20, atención al contorno de ojos:
Por lo general, a esta edad la piel es bonita, vital, fresca… y no solemos pensar demasiado en los cuidados. Es uno de los errores más comunes, ya que es el momento indicado para establecer una rutina de belleza saludable con el objetivo de prolongar la juventud y frescura de tu piel.
Los primeros signos del paso del tiempo se observan en el contorno de los ojos, por lo que se debe prestar especial atención a dicha zona para prevenir la aparición prematura de arrugas de expresión, bolsas y ojeras. Además, no olvides proteger a diario tu rostro del sol!
Alrededor de los 30 años:
Habitualmente, los cambios en la piel empiezan a notarse a partir de los 30 años. Alrededor de los 25 años comienza a disminuir la producción natural de colágeno y elastina en nuestro cuerpo y esto se acentúa entre los 30 y los 35 años. A partir de esa edad, se pueden notar los primeros signos de envejecimiento de la piel, como la acentuación de las líneas de expresión y la aparición de las primeras arrugas.
Para contrarrestarlo, es útil recurrir a cremas hidratantes regeneradoras con ingredientes activos naturales, como la equinácea, la caléndula, el hamamelis y el ácido hialurónico, que ayudará a rellenar las arrugas, mejorar el metabolismo celular y a recuperar el aspecto saludable de la piel.
Entre los 40 y los 50 años:
A partir de los 40, el principal problema de la piel es la pérdida de volumen y luminosidad, la flacidez y la reducción de los contornos faciales. También empiezan a ser muy notorias las arrugas de expresión en la frente y las patas de gallo.
La piel necesita sustancias activas que aporten una intensa hidratación. Son especialmente efectivas la vitamina C (que aporta luminosidad), el extracto de algas y los aceites vegetales (como el aceite de nuez de macadamia y de sésamo), que aportan elasticidad y vitalidad a la piel.
En esta etapa, la crema de noche empieza a ser MUY importante, para que tu piel se regenere mientras duermes. Se puede incorporar a la rutina alguna crema de noche con baja concentración de retinol y ácido hialuronico que es vital a partir de los 40 años, ya que el indice hídrico de la piel empieza a disminuir.
A partir de los 50 años:
Con la llegada de los 50, la preocupación se centra en dos problemas básicos de la piel: la pérdida de elasticidad y la profundización de las arrugas.
En ambos casos, la mejor forma de aportar una intensa hidratación a las pieles maduras es el uso de sueros, fluidos y geles faciales, que hidratan profundamente y contienen ingredientes reafirmantes, que ayudan a difuminar las arrugas y potenciar la eficacia de las cremas faciales.
En esta etapa de la piel, es recomendable recurrir a una crema facial de día con ácido hialurónico, que permitirá corregir los efectos del envejecimiento, hidratando la piel y ayudando a rellenar las arrugas.
Al mismo tiempo, antes de ir a dormir, es importante aplicar una crema de noche tras el tratamiento diario de limpieza facial.
Los cuidados básicos de la piel del rostro no varían a lo largo de los años:
- Usa protección solar durante todo el año, no solo en verano.
- Elige productos cosméticos acordes a tu tipo de piel.
- Practica un estilo de vida saludable: Durmiendo las horas necesarias, practicando ejercicio, con una dieta variada y bebiendo mucha agua para mantener correctamente hidratada tu piel.
- Acude al dermatólogo ante cualquier cambio o anomalía en tu piel.
- No olvides desmaquillarte antes de ir a dormir.
- Sigue una rutina de belleza diaria.
Rutina de belleza diaria:
A todas las edades, por la mañana y por la noche, debemos seguir los cuatro pasos básicos de la limpieza facial:
- Limpieza suave.
- Aplicación de sustancias activas.
- Contorno de ojos.
- Crema de día o de noche.
A pesar de que el ritual básico de belleza no cambia con el tiempo, sí lo hace nuestra piel. Con el paso de los años, la dermis experimenta cambios, por lo que, es importante adecuar nuestros productos de cuidado facial a las necesidades de nuestra piel en cada una de esas etapas.
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